miércoles, diciembre 23, 2009

La Cruz de Cayo Cristo, Sagua La Grande


Monumento a los desaparecidos en Cayo Cristo durante el ciclón de 1933.
Este obelisco funerario está dedicado a los desaparecidos en la tragedia del Ciclón del 1ro de Septiembre de 1933 el cual arrasó con este balneario de los sagüeros. Se erige en medio del cayo (hoy en día deshabitado), conteniendo la lista de cada uno de los desaparecidos. La “Tragedia de Cayo Cristo” es considerada como“El Titanic Sagüero”. Cada pueblo tiene su “Luto Mayor” provocado por fuerzas naturales, y este es su clásico.


Lista de los muertos en Cayo Cristo durante el ciclón de 1933.

“Pedro Rasco, José Bory, Blanca López, Pepito Bory, la cocinera de la familia Bory, José Ramón Alvaré, Gabiola Alvaré Gálvez, Juan Truy y su esposa, Luis Legorburo, Coloma Legorburo Amiell, N Vázquez, Oscar Vázquez Legorburo, Orlando Vázquez Legorburo, Olga Pérez Amiell, Tomás Real, Señora de Tomás Real, 3 niños de Tomás Real, un carbonero llamado Mayorquín. La familia del superior military de Isabela de Sagua, Sargento Torres y 4 hijos, se encontraban de visita en casa de la familia Leborguro.”

Lista de los sobrevivientes de Cayo Cristo durante el ciclón de 1933.

“La señora Gálvez, quien lleva la tragedia espantosa de haber perdido a su esposo é hija. Atendida en la Clínica Sagua. El niño Pascualito Pérez, salvado milagrosamente. El jovencito Moya, que valientemente salvo la vida a Pascualito. María López hija de Juan Truy. Otros naúfragos más, unos ciudadanos en la Colonia, los más en el Hospital Pocurull y otros en la Casa de Socorro.” “Se supone que haya más muertos, y se nos ha dicho, que se han encontrado algunos más. Los heridos son numerosísimos, tanto en la población (de Sagua) como en la Isabela y demás barrios. Posiblemente en los cayos, se supone que haya más cadáveres.”


Primer Auxilio hacia Isabela de Sagua


“Hacia la Isabela de Sagua, partió una comision de señoritas y jóvenes, para fomenter una Cocina Económica en el debastado pueblo, y socorrer a la incontable legion de damnificados que se encuentran en la mayor necesidad.” “La revista APRA envió a una de sus directoras, la Srta. Judith Tomasino, la cual, con sus entusiasmos y bondad característica, coopera grandemente en esa hermosa labor de caridad.” ”¡Bien por los que se disponen generosamente a aliviar miserias, y a socorrer a quienes tanto lo necesitan!”Publicado en la revista A.P.R.A. (Año 1, Número 3), Septiembre de 1933. Sagua La Grande.

Durante el último tercio de época republicana era costumbre visitar el Cayo para depositar flores en el monumento y recordar a los coterráneos desaparecidos. A partir del desastre del año 33 este ha permanecido deshabitado completamente. pues el horror del lamentable siniestro allí acontecido no se pudo borrar de la mente de los sagüeros los que prefirieron mantener el sitio como un gran cementerio o monumento a los desaparecidos. Desde el año 1959 solo guardafronteras han habitado el islote.


CAYO CRISTO EN LA EPOCA REPUBLICANA

A lo largo del primer tercio del siglo XX Cayo Cristo era la playa preferida de los sagüeros; aún Esquivel era un cayo virgen cuando ya el bullicio de las vacaciones se sentía por todo este legendario islote al norte de Isabela de Sagua.


Poco a poco se fue llenando de casitas vacacionales y ya para los años treintas era una gran población con aires de ciudad. Era un balneario tan atractivo que hasta los Presidentes de Cuba pasaban allí sus vacaciones, lo cual le daba una categoría respetable.


El propio Presidente, General José Miguel Gómez, que tanto ayudó a Sagua La Grande, tenía allí su casa de descanso que gentilmente le habían regalado los sagüeros (Ver foto), y esta presencia gubernamental en el Cayo agregaba un movimiento extra de fragatas e hidroaviones como ningún otro islote del archipiélago cubano.


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Para más datos sobre Isabela de Sagua ir al Website:
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sábado, diciembre 19, 2009

FARO BAHIA DE CADIZ


Por los tiempos de las Jurisdicciones en el siglo XIX, , la Isla de Cuba contaba con solo 7 provincias marítimas (4 por la costa Norte y 3 por el Sur) las cuales eran las siguientes:

1-La Habana; 2-Sagua La Grande; 3-Remedios; 4-Nuevitas;
5-Santiago de Cuba; 6-Trinidad y 7-Cienfuegos.

Cuba era una comandancia general de la marina española durante la época colonial, una especie de “portaviones” de mucha importancia en América, y esta comandancia dirigida por un contralmirante se subdividía en siete provincias de las cuales Sagua tenía el privilegio de ser una de ellas, con bandera propia.
Siendo Sagua La Grande una de las provincias marítimas de España en el siglo XIX no podía dejar de tener un gran faro que era el complemento del gran puerto que ya comenzaba a ser.
Fue lucha y proyecto de los sagüeros durante la primera mitad del siglo 19 lograr la construcción del faro y buscar el sitio donde colocarlo para que guiase a todos los barcos a puerto seguro en la Bahia de Sagua La Grande, los primeros Tenientes Gobernadores de Sagua como Villiers y Casariego ejercieron su influencia para que “el faro” existiera en la Jurisdicción.
Por fín se optó por el cayo Bahía de Cádiz el cual debido a su estratégica ubicación latitudinal por encima de los demás en la cayería Sabaneque, pareció el más apropiado para los expertos, ingenieros, geógrafos y marinos.
Era el cayo más alto, el extremo occidental de la Jurisdicción Sagua La Grande cuya latitud más cerca está del Canal de San Nicolás por donde circula toda la navegación internacional desde tiempos remotos de la conquista, y donde ningún otro cayo podría interrumpir la visión de los navegantes (ver mapa).

Don Juan Menas fue el comandante de ingenieros encargado de dicho proyecto y se utilizó la torre de hierro fundido que había sido adquirida para el faro de Cruz del Padre (Hernán Cortés) en 1853 por el Coronel de Ingenieros Don Francisco Albear Fernández (1816-1887).
El faro cayo Bahía de Cádiz, situado en la parte norte del cayo de su nombre en los 23" 12'.6 latitud N y 80º 28', 9 longitud W, es el segundo faro más alto de Cuba, con un destello de luz blanca cada 10 segundos y una altura en su torre de 176.5 pies con un alcance lumínico de 18 millas. Construido en una torre de hierro en forma de tronco piramidal que descansa sobre un zócalo de sillería con casas para los torreros adosadas a ambos lados, alumbró por primera vez el 10 de Octubre de 1862.
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domingo, noviembre 08, 2009

Recordando a Nicolás Nerey

Por: Gilberto F. Rodriguez

Hubo en el mes de agosto del año 1933, una reunión de diablillos allá por el Desierto del Sahara en la cual acordaron enviar una corriente de polvo y aire caliente en viaje hacia el oeste, para provocar un choque con ciertos aires frios que se elevaban un poco altos para sus cuernos.


Los calientes vientos del Sahara, cargados de arena se lanzaron hacia el mar, por las cercanias de las Islas de Cabo Verde, haciendo juguetonas espirales que elevaban en barrena la cálida temperatura de la superficie marina hasta chocar con la frialdad del alto giro. Los vientos comenzaron danzando sobre la húmeda superficie, girando alrededor de un eje imaginario, al que llaman "ojo", y en su correteo emprendieron el camino hacia el oeste, elevando con su grotezca succión el nivel de las aguas al tiempo que empujándolas en casi militar rotación pendular de grandes olas. La brújula endiablada jugaba en su macabro vaivén, ora un grado hacia el norte, ora hacia el sur, pero su marcha seguia avanzando al oeste.
Y los hombres miraban expectantes y algo conmovidos, desde aquende. Los rumores comenzaron a circular al tiempo que las opiniones personales sobre el peligro y lo que hacer ante un ciclón corrian de boba en boca, de familia en familia en un rítmico crescendo segúnavanzaban las horas.

Y mientras tanto los niños observábamos a los adultos en su ir y venir que no entendiamos.

"Si viene un ciclón, yo no me voy de aqui."

"A mi no hay nadie que me saque de mi casa."

"Yo he visto veinte ciclones ya, y nunca ha pasado mas que un poco de agua y viento. Y de agua y viento es que vivimos los pescadores...."

"¿Bueno, y lo de Santa Cruz del Sur, qué?"

El año anterior un ciclón habia arrasado con el pueblo y tres mil vidas en Santa Cruz de Sur. Los residentes, que habian tenido la buena fortuna de atravesar por tantos ciclones a través de lossiglos, al igual que muchos hijos de las costas maritimas, no se preocuparon por escapar de sus hogares ante el avance de aquel monstruoso envio de la naturaleza. Y perecieron por doquier. Grande fue el dolor de Cuba por el desastre de Santa Cruz... Abierta estaba la herida, muy abiertas; tan abiertas, casi como esas heridas que nos hacen los ostiones en las manos, a las cuales la sal les impidecerrar y duelen hasta la médula misma, sin cesar.

Los demonios en su maldito juego seguian azuzando, soplando, danzando alrededor de la espiral que ahora se elevaba a un ritmo vertiginoso riendo en las crestas de las altas olas, cuando la aguas que traia en la Corriente del Caribe se unian, en el Canal de Santarén, para chocar, a lo largo de la Costa Norte de Cuba, con playas y arrecifes, rios y cayuelos elevando aun mas sus ya crecidas crestas de níveo mantón de agua y sal.

El capitán de un barco que a la sazón cargaba azúcar en La Isabela, movido por un alma noble y un profesional proceder, mientras que trataba de protejer su nave, hizo lo inimaginable para mantener a las autoridades y al pueblo de La Isabela y Sagua al tanto del progreso del huracán...jamás sabremos pagar toda aquella humana bondad de un capitán noruego.

El avance de la subida de las aguas comenzó a chocar contra las aguas de la Corriente del Golfo de Méjico al enfrentarse al Estrecho de la Florida. El viento aumentaba, la lluvia se extendia y las horas se hacian tensas, crueles, eternas. Los preparativos comenzaron de muchas formas. Los que disponian de medios se fueron a tiempo del pueblo. Los comercios cerraron sus puertas y en las casas ricas como en las mas pobres el debate sobre una posible evacuación seguia sin solución general.

"Pues yo no me voy."

"¡A los trenes! Vamos, todo el mundo tiene que salir para Sagua."

Los negros rifles, sucios rifles llegaron en un largo tren de una locomotora con muchos coches dispuestos a evacuar al pueblo de la Isabela. Y bueno es recordar, que en ese pueblo todos le teniamos mucho miedo a esos mismos guardias rurales que ahora pretendian salvarnos... porque servian a Machado. Y hasta hace unos pocos dias eran ellos mismos lo que les quemaban los chinchorros a los pescadores; y eran ellos los mismos soldados que les incautaban el recién quemado carbón, uno de los pocos medios de ganar el sustento de las pobres familias, a los infelices y menos afortunados ciudadanos. Era esto algo confuso para muchos. Pero lo hicieron todo muy bien y por ello merecen un bien ganado reconocimiento. Tres viajes dieron transportando a los pobladores de la Isabela para Sagua, trenes y guardia rurales. De ellos recuerdo agradecido muchos nombres, pero me niego a mencionarlos porque anteriormente mucho mal hicieron.

El pueblo entero, dije, mas, no; cuidando su casa en La Isabela quedó un hombre, a quien ni los oldados lograron sacar. Nicolás Nerey se llamaba.

Permitidme hacer un alto aqui, para decir que no omito a los caidos de Cayo Cristo por olvido o abandono, no; es que considero que esa tragedia necesita ser tratada de una forma especial, apéndice, a la vez que corazón, de ese montruoso pasaje de destrucción y dolor para tantos hogares sagüeros. Rosario de perlas humanas engastadas entre las ostras del mar azul. Para ellos mis oraciones.

El señor Nerey era un hombre muy firme en sus decisiones. Vestia siempre un sombrero de piel, de ala ancha, color militar, sobre un bigote blanquirrubio que parecian no ya los consabidos manubrios de bicicleta, no; este bigote tenia la furia de los cuernos de un novillo al salir al ruedo en una trade sevillana.
Recuerdo a sus hijos, Colo y Ñico, pero los otros nombres de la familia ya se me escapan de la memoria. Testarudo y noble, quiso protejer su casa. Se quedó dentro de ella....

Y dentro de ella, de su casa totalmente destruida por el ciclón, dias después del siniestro lo encontraron, debajo de los escombros, muerto. Los infernales diablillos del enfurecido infierno del ciclón, no satisfechos con derrumbarle la casa sobre su propio cuerpo, envió cual maligno y vengativo dardo, una enorme astilla de tea que le atravesó el corazón y los pulmones... y lo dejó allí, debajo de los escombros, clavado al piso de la casa que por amor tanto cuidó.

Mucho sacrificio habia puesto, como tantos pobres del puerto, este buen hombre en hacerle un casa a su familia. Mas, tanto fué el amor que le tuvo a la razón de ser padre de familia, de conservar el techosobre sus cabezas, que le dió su propia vida al huracán, por ella y ellos.

Triste moraleja que se desprende de la pluma. El viento y el mar son el sostén, son los amigos y acompañantes de la aventura del diario existir de los hijos de un puerto. Pero implacables enemigos son, si se les reta. Dios nos de paz.


Gilberto Rodríguez es uno de nuestros últimos Lobos de Mar que aún
nos deleita con sus fascinantes narraciones de los mares de Sagua.
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lunes, octubre 12, 2009

El Submarino Nazi hundido en la Región de Sagua La Grande

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Un caza-submarinos cubano de madera hunde a uno de los últimos modelos de U-barcos diseñado por los alemanes.
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El 15 de Mayo de 1943 un destacamento de las fuerzas de caza-submarinos cubanos formado por un Cs-11, Cs-13 y Cs-12, navegaba de Isabela de Sagua a La Habana escoltando al buque mercante Hondureño “SS Wanks” y al cubano “SS Camagüey”, ambos con carga de azúcar de la región cañera de Sagua La Grande .
Los equipos estaban en alarma máxima, poco antes habían recibido comunicación de que un submarino alemán había sido visto al norte de Matanzas en rumbo hacia Las Villas.
Los buques mercantes navegaban a 500 yardas uno de otro ( el “Camagüey” más cercano a orilla), y la escolta viajaba a unas 750 o 1.000 yardas de distancia de estos.
En la vanguardia estaba el Cs-12, seguido por el Cs-11, que era el buque insignia, y el Cs-13 en la parte posterior del convoy. Los CS eran barcos de madera pequeños con una longitud de 83 pies, con capacidad de 45 toneladas y un equipo de 12; su velocidad máxima era de 18 nudos y fueron armados con un cañón de 20 milímetros y 8 cargas de profundidad de 325 libras. Los barcos habían sido arrendados a Cuba por el gobierno de los E.U. y las tripulaciones se habían entrenado en los Estados Unidos.

A las 17:15 horas, cuando las naves navegaban cerca del faro de Cayo Mégano (a mitad de camino entre los meridianos de Isabela de Sagua y el de Sierra Morena), un Kingfisher de la marina norteamericana voló sobre ellos.

El avión voló a baja altitud alrededor de un posible objetivo haciendo señales denunció la presencia de un submarino enemigo, por lo que el mando del destacamento de las fuerzas cazadoras ordenó al capitán del Cs-13, Mario Ramírez Delgado (alférez de fragata) explorar el área señalada en por el avión, y el equipo acústico captó el ruido a unas 900 yardas que producía el submarino en su escape, por lo que sin pérdida de tiempo lo persiguieron y le lanzaron varias cargas de profundidad que hicieron 4 grandes explosiones submarinas, la cuarta fue quizás la explosión de uno o más torpedos del submarino porque su gran potencia hizo surmergir la popa del cazador cubano inundando su sala de máquinas.
El sonido recibido por los hidrófonos los hizo interpretar que el submarino había sido alcanzado, pero para más seguridad lanzaron dos cargas más.

Después de algunos minutos un puesto de observación descubrió una mancha oscura y viscosa en el agua, además de un olor a combustible que emergía del fondo, por lo que Ramírez tomó una muestra como prueba del hundimiento del submarino para luego incorporarse de nuevo al convoy, que habían continuado su ruta. El suceso ocurrió a la altura de los 23º 21’ de latitud Norte y los 80º 18’ de longitud Oeste, al norte de Carahatas.

Por razones desconocidas el gobierno cubano decidió silenciar la acción, pero al final de la segunda guerra mundial cuando los archivos alemanes de la marina fueron capturados, se supo que el U-Barco que había estado funcionando en el área en esos días había sido el U-176, capitaneado por Kapitänleutenant Reiner Dierksen.

En 1946 Ramírez Delgado, que había sido promovido al grado del teniente Jr., fue condecorado con la medalla del mérito naval. Su éxito también fue reconocido por almirante Samuel E. Morrison, historiador oficial de la marina de los E.U. en su libro sobre las operaciones navales de los Estados Unidos en la segunda guerra mundial¸ donde también elogia la maestría y la eficacia de marineros cubanos.

El U-176 capitaneado por Reiner Dierksen (condecorado con la Cruz de Hierro por sus 11 barcos hundidos) era un submarino de la clase IXC de 1.540 toneladas, con unos 250 pies. La velocidad máxima era de 18.2 nudos en la superficie y de 7.3 nudos en surmersión. Navegaba por debajo de los 775 pies. El submarino podría cargar 22 torpedos (otras fuentes dicen 12) y 44 minas. Fue armado con un cañón y dos ametralladoras antiaéreas. Cuando fue hundido navegaban 53 hombres a bordo y ninguno sobrevivió. Este U-176 había hundido 11 naves para un tonelaje total de 53,307 toneladas entre Julio de 1942 y Mayo de 1943.
Para el final de la guerra la flota submarina alemana había perdido tres de sus cuatro naves. Era el servicio con las pérdidas más grandes.

El submarino U-176 quizás sea encontrado algún día en el fondo de nuestras aguas. El 11 de Enero de 2002, un equipo arqueológico buscando galeones españoles en esta zona, informaron que les pareció ver sus restos pero aún no existe un reporte definitivo.
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jueves, octubre 01, 2009

La Botella de El Infierno

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EL CLAN DE LOS BEGUIRISTAIN

En la foto: A bordo del legendario buque mercante "Sagua La Grande" viajan su dueño Don José María Beguiristain y su nieto del mismo nombre, una familia de leyenda que no les faltó nada por hacer en su querida Sagua La Grande. Desde 1890 fueron poseedores de una Destilería en Sagua La Grande que superaba a todas las existentes en América Latina y distribuía su alcohol resultante a todos los rincones del planeta para la confección de bebidas, medicinas y perfumes. El famoso perfume Guerlain usó por mucho tiempo este alcohol sagüero para su elaboración.


Pero algo que no olvidan los viejos lobos de mar de todo el planeta es el "Ron del Infierno" o "Ron de la Marina" producido por esta legendaria empresa sagüera por mucho tiempo y el cual era un producto muy codiciado que nunca faltaba en los estantes de las goletas. Lamentablemente nunca se guardó una muestra de esta botella en los almacenes históricos de Sagua La Grande y recientemente ha aparecido una por España (en mal estado de conservación) que Paul Sampedro y este autor pretenden restaurar y estudiar. Los resultados se irán publicando en la medida de nuevas revelaciones.


A continuación, un avance de lo rescatado de la etiqueta:




Las notas musicales inscriptas en la etiqueta son de la zarzuela: "Marina" de Emilio Arrieta (1855) que después de 1871 se puso de moda y fue muy popular.

Las notas indican el coro de la canción "Brindis" (canción de la marina) que se canta así (estas palabras tambié están inscritas en la etiqueta en la etiqueta, alrededor del cuello de la botella):

"A beber, a ahogar el grito del dolor, que el vino hará olvidar,
las penas del amor".

"A beber, a beber, a apurar las copas de licor, que el vino hará aumentar,
los goces del amor."



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viernes, septiembre 18, 2009

El Hvoslef en el Puerto de Sagua La Grande

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D/S Hvoslef
Dueño: A/S HavManager: Helmer Staubo & Co., Oslo

Tonelaje: 1630 gt, 892 net, 2140 tdwtSeñas: LCO
Construido en Sunderland 1927.
Portador de la fruta, 14 nudos.

En servicio entre los E.E.U.U. y la India del oeste.
Alquilado a “United Fruit Company” a partir de Marzo 5
No tenía ningún armamento a bordo.
Capitán: Arthur Dahl


El barco noruego "Hvoslef" iba en viaje de Sagua La Grande a Boston, habiendo salido el 6 de Marzo de 1942 con un cargamento de azúcar, cuando dos torpedos lo golpean y fue hundido por el U-94 (Ites) a las 20:05 horas de 10 de Marzo, ( 38 27N 74 54W). A 2 millas náuticas al Este del faro de la isla de Fenwicks en la bahía de Delaware.


El bote salvavidas de estribor fue destruido, y solamente 7 hombres habían podido escapar pero encontraron más adelante otros 7. El Primer Oficial Andreas Ambjørnsen y el capitán Arthur Dahl se habían colocado en una balsa, pero cuando la nave se quebró por la segunda explosión la proa del Hvoslef fue levantada verticalmente en el aire antes que este se hundiera completamente, y al irse hundiendo se lleva la balsa en el embudo de succión.

El 1er Oficial pudo conseguir la superficie y aferrarse en un poco de ruina que flotaba por todas partes hasta que la gente en el bote salvavidas oyó sus gritos y lo recogió. Buscaron al capitán Dahl durante mucho tiempo, pero no se veía por ninguna parte.

Atracaron cerca del faro de la isla de Fenwick y de allí fueron llevados a la estación de socorro de Lewis donde se les entregó ropa seca y 3 de los hombres fueron admitidos al hospital de Bebee en Lewis. Esa tarde el guardacostas encontró a cuerpo del capitán por debajo de la balsa con su pie enredado en una soga. Su cadáver fue llevado a Brooklyn donde lo enterraron, mientras que algunos de los sobrevivientes continuaron a Nueva York al día siguiente.

Las Audiencias Marítimas fueron llevadas a cabo en el Consulado General Noruego allí el 18 de Marzo de 1942 con el 2do oficial, el marinero ordinario Olsen (timonel en tiempo de ataque), el carpintero Wroldsen (puesto de observación) y el 2do ingeniero.

En la 1ra emisión de 1977 del magazine noruego "Krigsseileren" (el marinero de guerra), hay un artículo largo escrito por Ingvald Wahl (ver mas abajo) , uno de los sobrevivientes que describe cómo los 14 sobrevivientes arribaron a la playa de Rehobeth cerca del cabo Henlopen, en la costa de Delaware el 11 de Marzo.

La playa y las casas habían sido abandonadas, porque el área fue utilizada solamente para la temporada de verano, pero habían sido observados desde un faro el cual había notificado al guardacostas que en el acto llegó para asistirlos apenas que el bote salvavidas atracó.

Las autoridades americanas no estaban interesadas en que se supiera que los U-barcos funcionaban tan cerca de las orillas americanas. Después de algunos días, atendieron a más sobrevivientes que se enviaron a Nueva York, mientras que 3 permanecían en el hospital por una absolutamente cierta hora (el 1r Oficial Ambjørnsen pudo haber sido uno de ellos, porque él no estaba presente en las audiencias marítimos en las décimo octavas). Ingvald Wahl había servido previamente como marinero capaz en Stavangeren, y también ha escrito sobre la 1ra visita de esa nave a Leningrad en la caída de 1939.

La lista de los sobrevivientes del “Hvoslef” es la siguiente:


1er Oficial Andreas Ambjørnsen; 2do Oficial Harry Olsen; Carpinrtero Harry Wroldsen; Able Seaman Svend Aage Olsen; Able Seaman James Bast (Norteamericano); 2do Ingeniero Lars Walderhaug; 3er Ingeniero Georg Løvaasen; Donkeyman Andor Torjussen; Stoker Hans Lund; Stoker Arne Nes; Stoker Ingvald Wahl; Steward Magnus Jacobsen; Cook Adel Andersen; Mess Boy Gunnar Haakonsen (Sueco).

Lista de desaparecidos:Capitán Arthur Dahl; Able Seaman Thomas Nevestad; Able Seaman Harry Anderson (Swedish que vivía en Nueva Orleans); Ordinary Reaman Victor Arnold Carlson (Sueco); 1er Ingeniero Mathias Kruge; y el Oiler Torkel Larsen
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Ingvald Wahl

Nacido en una ciudad noruega pequeña sobre el Círculo Polar Ártico, Ingvald Wahl comenzó
jóven la trayectoria para convertirse en un
krigsseilere, que en los medios noruegos es "marinero de guerra". Esto es lo que llaman los noruegos sus veteranos de alta mar que lucharon contra los alemanes en la segunda guerra mundial.

Wahl siguió en sus pasos a su padre y a su abuelo, yendo al mar en la edad 14. Pasó un total de ocho años en los mares, cuatro en las aguas costeras, y cuatro en el océano en servicio de la guerra. El 9 de abril de 1940 cuando Alemania atacó a

Noruega, Wahl estaba en el mar y fue atacado por los alemanes.La nave siguiente donde él prestaba servicios fue torpedeada por los alemanes el 10 de Abril de 1942, cuando navegaba desde Sagua La Grande en ruta hacia Boston. Entre los cuatro noruegos y dos Suecos a bordo estaba Wahl y su mejor amigo fue herido el cual no podía nadar porque el lado izquierdo de su cuerpo había sido paralizado, su pie izquierdo, y su pie derecho fue dañado. Wahl era nadador excelente y a pesar de sus lesiones se las arregló para hacerlo a un tablón.
Escuchó la llamada del amigo pidiendo ayuda en la oscuridad y sabía que él no podía s

alvarlo. Un bote salvavidas lo salvó y después casi de un año de milagros médicos, Wahl podía ir al mar otra vez. Cuando pudo, fue a Nueva Escocia y se alistó en la escuela de entrenamiento de la artillería de la marina en el campo Noruega, situada en Lunenburg, en diciembre de 1942.
Cuando acabó su entrenamiento en febrero de 1943, Wahl fue de nuevo al mar, navegando en seis diversas naves hasta el final de la guerra. De mayo el 5, 1945 que la nave se movió rápidamente cuando recibió el mensaje que los alemanes se habían ido. De mayo el 8 de 1945, era probable que su nave fuera la primera para alcanzar la Noruega nuevamente libre.

Cuando lo descargaron de septiembre el 11 de 1945, Wahl fue de nuevo a su hogar de la niñez de Hammerfest a ayudar a reconstruirlo porque había sido quemado por los alemanes durante la guerra. Muchas de sus historias están en la impresión, incluyendo una en el libro "en alguna parte en la costa del este de Canadá" donde él comparte sus historias.

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Algunos resúmenes de historias navales en el Puerto de Sagua La Grande,
durante la Segunda Guerra Mundial, en el Website:


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miércoles, septiembre 16, 2009

El Millinocket en el Puerto de Sagua La Grande

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Millinocket
Tonelaje: 3,274


El 17 de Junio de 1942 el buque carguero norteamericano “Millinocket” de la compañía “Bull Insular Line,Inc”., fue golpeado por un torpedo de U-129 a la distancia de 9 nudos de la Isabela de Sagua.

El torpedo golpeó entre las bodegas #4 y #5 sobre 12 pies debajo de la línea de flotación. La explosión abrió un gran agujero en el casco, expulsó a algunos hombres al agua y mató al principal artillero. La nave se hundió rápidamente en quilla uniforme en el plazo de tres minutos. No se envió ninguna señal de socorro y las armas nunca fueron usadas (la nave estaba armada con un 6pdr y dos cañones calibre 30). Solamente un bote salvavidas y dos balsas fueron lanzados, mientras que algunos hombres tuvieron que saltar al agua para escapar.

Witt preguntó al segundo ingeniero auxiliar sobre el nombre de la nave, del tonelaje, del cargo, del origen y de la destinación. Él también les dio un botiquín de primeros auxilios para los hombres heridos cuando el ingeniero le pidió uno.

El dueño, tres oficiales, cinco tripulantes, dos protectores armados de los siete oficiales, 22 tripulantes y a seis protectores armados a bordo perdieron la vida , la mayoría de ellos ahogándose.

Dos barcos de pesca y un barco de motor cubano llevaron a los sobrevivientes a Isabela de Sagua y desde aquí fueron trasladados a Sagua La Grande, donde los ocho dañados fueron tratados en el hospital Pucurull.

El norteamericano Joseph Deseve nacido en Nueva York de rango: GM3c , muere en este evento


Nota: N o r t r a s h i p; cuando los alemanes invadieron a Noruega en 1940, las autoridades noruegas en el exilio de Londres establecieron “Nortraship” (Marina Comercial Noruega) para controlar las 806 naves noruegas que a la hora de la invasión alemana estaban en aguas noruegas exteriores. Esta flota sumó 4 millones de toneladas gruesas y 36.000 marineros noruegos sirvieron a la Nortraship, arriesgando constantemente sus vidas para llevar fuentes vitales de los E.E.U.U. para liberar a Europa y la URSS anterior. Nortraship funcionó principalmente fuera de Londres y de Nueva York. En el final de la guerra, fue disuelto y los barcos fueron vueltos a sus dueños: la empresa había hecho un beneficio hermoso 110 millones de esterlina. No fue hasta 1969 que estos veteranos establecen su primera asociación local.

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Más historia navales de Sagua La Grande en el Website:
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miércoles, agosto 12, 2009

El zapato de Don Manuel

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Era Manuel Rojas uno de esos estibadores que teniía la Isabela en su puerto, oriundos de distintas partes de España que parecían haber sido seleccionados por la Madre Naturaleza por su enorme fuerza ycorpulencia. Era Isleño, como los cubanos, hijos de una isla llamamos a los hijos de las Islas Canarias. Dicho sea de paso, Las Canarias y Cuba, geográfica e históricamente han sido siempre y serán, las dos patas del puente más corto entre La Madre Patria y la Hija menor, a su vez puente y portada para llegar a las hijas mayores de España.

Don Manuel Rojas tuvo una amplia prole, era muy querido y respetado en La Isabela...y tenía una chalanita de unos 16 pies, con que pasaba sus horas de ocio pescando frente a los Muelles de Alfert. Empacaba,como tantos otros pescadores, su botella de agua, su cachimba, hoja de tabaco, y algo de almorzar, tempranito al amanecer. Se hacía a la mar y, remando, se iba hasta un punto más o menos de 800 metros al sudoeste del Muelle de Alfert y Cia. Echaba su potala (una placa de acero que en su tiempo había sido parte del freno que sujetaba una rueda del tren de ferrocarril, ahora desechado por uno más joven, como pasa entre los humanos) y echaba un par de piticas por la borda.
Como no vivía de la pesca, ni tenía prisa, cargaba la pipa de tabaco en rama, prendía el fósforo, echaba unas bocanadas de humo, y se acomodaba entre los asientos del medio y la popa a descansar. "Ya picarán", se decía. Y de vez en cuando algún curbino extraviado o unas salemas vírgenes se cruzaban con su anzuelo y servían de cena al buen hombre. Si no se pesca hoy, siempre hay un mañana...y tal vez un buen serrucho para hacer un escabeche se acerca por aquí.
Y los días, meses y años desfilaban holgazanes por la bahía, como pasan las olas de arena en el fondo, cuando las corrientes cambian de orientación. En la Isabela todos nos conocíamos por generaciones. Y Don Manuel y sus constumbres eran, como tantas otras, una mampara asentada sobre el horizonte del puerto.Hola, Don Manuel!!! ¿Pica o no pica, Don Manuel?


Ahí, ahí vamos... con su voz lenta, asentada, poderosa y gentil. Prendía la pipa de nuevo y de nuevo se echaba a dormir o, tal vez, a meditar sobre el futuro del mundo. Allá en el pueblo su amplia familia se movía en todas las direcciones y actividades. Don Manuel Rojas tenía razón de estar sereno, buenos y luchadores hijos e hijas,una esposa muy bien querida de todos y una magnífica y grande casa en el centro del pueblo que garantizaba la estabilidad familiar por los tiempos porvenir. Cuba le era noble regazo a Don Manuel, y La Isabelaera uno de los puertos más activos de la nación cubana. Siempre había trabajo y empleo. Y además, ahí estaba el mar. El mar con sus enormes riquezas, y las aguas alrededor de La Isabela, tan rico en todo tipo de productos, pescados, moluscos, ostiones -!Ah, Ostiones de Sagua!- entre los mejores del mundo, no ya solo de Cuba. Nadie se acostaba sin comer en la Isabela, aún en los peores tiempos de su existencia.

Pero la Vida es chistosa. Y nada es perfecto ni eterno. Y hay tiburones.Muy raramente se ha oído a un isabelino quejarse de un tiburón...aunque hay leyendas.Nunca se oyó a Don Manuel Rojas contar una fantasía....pero hay sorpresas también. Y he aquí una casi chistosa. No les he contado que Don Manuel usaba zapatos altos, de cuero, amarillo. Acostumbraba aflojarles los cordones pero sin quitárselos de los pies. Y luego, echaba una pierna sobre la borda, costumbre de pescador, y hasta a veces, como los chicos, hacelos danzar sobre la superficie del mar. Divertido e inocente pasatiempo del marinero de bote chico. Pero un día......Un día Don Manuel salió en su chalanita, hizo todas sus ceremonios de acuerdo con su propio manual de operaciones pesqueras, como lo había hecho por más de 40 abriles. y se echó, al mediodía, bajo aquelcálido sol de la bahía isabelina, su siestecita. Pero....

!Guay de mi, Sancho!-este es mi día.Como esos chicos que llegan corriendo de la escuela felices de regresar a casa después de un día metidos entre los pupitres en la escuela y encontrarse que papá vino temprano del trabajo hoy y está durmiendo su siesta.....!Blam, blam, blam! encima de papá cae la tropa alegre sonriente, feliz. Ah, pobre siesta, digo, pobre viejo...

De pronto, un tirón salvajemente sobre su pie izquierdo: !Rayos, que eso duele!De un salto el lento caballero se incorpora y mira al mar.

Alegre y retozón allá iba su zapato nuevo.... amarillito, todavía embetunado por el peletero que se vendió.. Como se divertían...corriendo tras del zapato...

Tres o cuatro cazones ( tiburones jóvenes) se disputaban la presa que le habían arrancado del pie a Don Manuel.

Mi zapato endiablados tiburones.........
La noticia corrió de boca en boca en La Isabela como si un terremoto hubiese atacado a un curro sobre una mata de coco.... si esas cosas pudieran un día suceder.


Y los isabelinos, y Don Manuel en particular, con su particular hábito de entonces me dio pie para esta Estampa Isabelina.

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domingo, julio 12, 2009

Indelebles recuerdos

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Por: Gilberto Rodríguez
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Indelebles recuerdos hay tallados en mi piel, con rasgos de agua salada que demora y reabre las heridas. Huellas de los ostiones de La Empalizada cuando al sacarlos de la raiz del mangle rechinan y se resisten a abandonar su corriente.

Tallados están en mis espaldas los rastros del mangle prieto que se erguian en Las Playuelas esparciendo aquellas puntiagudas raices que llaman de "jucuru". Y talladas en el alma están las espinas del erizo negro tan cruel como sus puntas son finas.

Los recuerdos son tatuajes, las memorias son tallados y los amores son pan que alimenta las distancias y sutura las heridas del camino. Y las heridas sanan, mejoran y cicatrizan; pero dejan su huella tallada en el alma del viajero. Una eternidad vibrante cual rumbera de la noche, los recuerdos son tatuajes, la vida es copa de ambar y las quimeras de ayer, recuerdos del hoy ya son, que acarician sin pudor, las esperanzas de ayer en motitas de algodón.

Hoy con recuerdos que vuelan por la memoria del ciego, le hacen revivir escenas, amores y más, aunque los ojos, no le sirvan al mirar.Al recordar más tarde lo que temprano vivimos somos esclavos y amos de memorias que solos vimos, momentos que ayer vivimos y que la vida clavando miles de agujas un día tatuara en nuestras almas. Tinta indeleble de carnes maceradas por el tiempo; sondas que hondo penetran por las honduras del tiempo y red que pesca y se ajusta a los caprichos del agua. Aguas de La Isabela, parque de libertad, que nuestra Carmen patrona bendijo desde su altar. Río, manglares, arena, sol y mar, clavados en el alma están, de todo el que en la Isabela llegá una noche a pasar.

Y si tuvo la buena fortuna de pescar por sus manglares, por La Pasita, Cayo Levisa, El Cristo, Esquivel y los bordes del beril, a ese se le impregnó en el cuello una cadena pintada de sal que se acusa de lucir blanca y sudorosa hasta la piel quemar. Esa es parte de la tinta indeleble del recuerdo del pescador. Poeta o carpintero, rico, pobre, vecino o forastero, nuestras playas se adentraron en las almas con tenacidad de cielos y le dejaron por siempre y por los tiempos porvenir el recuerdo indeleblemente tallado en sus sienes, de un rinconcito de Dios.

Tallada llevo en pecho el arena de mis playas y en el rostro al viento aun repiro el aire de sus terrales.

Gilberto Rodríguez, es uno de los últimos
lobos de mar de Sagua La Grande.

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domingo, junio 28, 2009

El Fantasma del Convento

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Por: Gilberto Rodríguez

Cuando chico, yo trabajé como ayudante (remero) de algunos de los mejores pescadores individuales de La Isabela, tales como Mongo Morejón, con su magnifico bote llamado famosamente "Tiburón", (acerca de el cual un dia, tal vez sepan mis coterráneos y Cuba, cuanto patriotismo lleva entre sus maderos.) y Calixto Sánchez. Este último, a quien le gustaba tanto comer pescado hervido como a los noruegos, ha sido, a mi ver, el mejor pescador de al palangre de cuantos he conocido, y he visto algunos alrededor de los puertos del mundo.

Esta vez habíamos pescado durante cuatro noches "al canto del beril" frente al Faro de Boca de Sagua. Traíamos una "buena marea" al decir de los pescadores. Pargo, biajaiba y rabirrubia llenaban el tanque y la nevera hasta más no dar. Después que hubimos amarrado la chalana frente al portal de la casa de Sánchez y asegurado la nevera, yo salí caminando por los tablones que cubrian cual puentes los portales que nos separaban de la tierra firme. Tomé rumbo calle abajo y unas pocas cuadras me encontré frente a las puertas de El Teatro Sanz, cuando eran ya más de las once de la noche. El kiosco de los chinos estaba abierto aun, pero casi vacío. Me llamó la atención el anuncio en la pared: "Esta Noche, Gran Estreno. "El Fantasma del Convento."

Subiendo los escalones hasta lo alto del portal ví que las cortinas estaban corridas y la puerta principal permanecia abierta de par en par, como se suele decir. La luna, posada sobre nuestras bellas playas, nos estaba regalando una lisonja de pura plata y marfil; la noche estaba tan clara que parecía como si todas nuestras mujeres quisieran a un tiempo sonreir. Pero el calor apretaba los dientes cada vez...y Miguelito que era tan gordo y lo sufría mucho más, tenía la costumbre de abrir las puertas y permitir la entrada gratuita a todo el se allegara al teatro tarde en noches de función en verano.

"Hola, Miguel."

"¿Hola, Perera, mucha pesca?" "Entra, entra y mira."

"No, gracias, prefiero quedarme aquí con usted. Si, hemos traido una buena marea, Miguelito."

"Como quieras, esta es una buena obra española, pero ya está por la mitad."

En ese instante salió Felicín que sudaba copiosamente, saludó al pasar y, dirgiéndose a Miguelito, dijo: "Voy por una limonada."

Miré hacia la pantalla o, como le llamaban muchos entonces, "la sábana" cubierta de blancos negros y grises, como era por aquellos años la cinematografia. En una suerte de castillo, un "sereno", sosteniendo con la mano izquierda un farol de "luzbrillante" sobre su cabeza, hablaba pausadamente con una mujer, de la cual en breve se despidió emprendiendo un recorrido por los oscuros y silentes pasillos y corredores a paso mesuradamente serenos y a la vez anunciados porque sus zapatos, al posarse sobre los pisos de granito producían repiqueteos sonoros por doquier. Andubo un rato. La música de fondo, que aun no poseia los adelantos psicológicos estudiados de hoy, por lo menos era lo suficientemente enervante como para crisparle los pelos al cura.

El público permanecía en silencio, la audiencia "era una tumba", como decían las auras del chismear.

El sereno, que así llamaban a los guardianes nocturnos entonces, entra en una habitación, se acerca a una cama donde yace un esqueleto, lo mira bien, se da vueltas, se coloca el farol, mientras lo sujeta siempre con su mano izquierda, sobre la cabeza, y colocado de espaldas al esqueleto, comienza a buscar algo entre los libros que hay allí en el estante. Así estaba cuando un fuerte golpa resuena por el lugar. El esqueleto sacando su huesudo brazo derecho, de entre la sábana que le cubría, descargó su mano semiabierta sobre la mesita de noche que estaba al lado de la cama.

Con el golpe un ruido de susto retumbó por todo el teatro. Mucho pelos se pararon de puntas y algunos no tan peludos se salieron de sus asientos. Mientras tanto el viejo guardián simplemente se volteó a mirar... y de nuevo atendió a buscar lo fuera que buscaba entre los libros. Tomando un viejo libro estaba cuando el muerto descargó ahora su mano izquierda contra la pared de su lado. Esta vez el golpe era muchos más fuerte. Y la sorpresa de la audiencia no se hizo esperar. Saltos, murmullos, salidas aprisa y hasta risas contagiosas por demás. El viejo sereno, pausadamente se acercó a la momia, le dijo algo y regresó a su labor. Comenzó el desfile."Buenas noches, Miguel..."

Se cuenta simple desde aquí, como aquel que desde encima del puente le indica al que ha caido al mar, sin saber nadar, "Nada, nada...es muy fácil."

Yo ya había visto más que lo que mi disfrute cinemático podía permitirme.

"Hasta mañana, Miguelito, me voy..." No se si me oyó Miguel. Felicín entraba de regreso de su salida en busca de una limonada.

Para llegar a mi casa en Punta Gorda yo tenía que atravesar todos los patios del ferrocarril: Línea de pasajes, Patio de la Aguada, Patio de la compañía mielera US Molasses Co., Los trenes y tanques de la Texas Oil Company y por último los de Los Almacenes de Alfert y Cia. Era tiempo de molienda todavía y la actividad ferroviaria y portuaria en general era muy grande, de modo que todos los camino que habia que andar entre Punta Gorda y el pueblo habia que hacerlo pasando por debajo de los trenes, una porque eran muchos y, dos, porque a ningún trabajador ferroviario le importaba un bledo si el pueblo, su pueblo, ellos mismos, tenían que seguir viviendo a cada instante y para ello era necesario atravesar el ferrocarril.

Una ventolina del sudeste comenzó de pronto a soplar.

La luna bañaba de plata hasta los mismos manglares que regocijados mostraban a la noche sus dientes de sal. Yo iba ahora caminando con miedo. Por cada guijarro que el suelo mostraba yo pretendía ver un fantasma... y mi amiga linda, ya no era verde, ni de queso, ni le volaban las vacas por encima, no; más bien me ayudaba a ver fantasmas... aunque yo no estuviera en el convento. ¡Ingrato que fuí! Como podía saber yo que en los años venideros, fuera sobre el Mar Mediterráneo, el Mar del Bósforo, en el Mar Caribe y en los siete mares iba esa bola de roca ofrecerme tanta alegría, tantos placeres, tanta amistad... Si ahora en retrospecto veo que aquellos negros carros tanques eran más bien galanes vestidos de etiqueta para una bodas y no un funeral. Si aquellas blancas figuras que hacían ruido bajo los trenes y corrían tratando de atraparme eran novias que buscaban un novio y un altar, en lugar de ser aquella malditas hojas de periódicos sueltas entre las ruedas que el viento hacia revolotear. Y corazón fuera del pecho llegué a mi casa en Punta Gorda.

Y esa noche dormí con un esqueleto dando golpes sobre mi cabeza que, por más que la escondia entre la sudorosa sábana y la almohada, más me golpeaba el condenado sin que el "sereno" me ayudara.

Al dia siguiente salí a buscar a las blancas muertas que anoche me asustaron tanto. Por esos lugares andaba un grupo de hombres recogiendo papeles de periódicos, era el Supervisor de reparaciones ferroviarias José Caballero y sus cuadrilla. Entre sus manos se estrujaban las blancas novias del futuro conjuntamente con las fantasmales figuras creadas por El Fantasma del Convento.

Esa noche, como todo un valiente, pude dormir.


Gilberto Rodríguez, uno de los últimos
lobos de mar de Sagua La Grande
(N de R)
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martes, junio 09, 2009

El negro Legorburu

Por: Gilberto Rodríguez

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Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar..." José Marti.



El mal olor venia con la brisa anunciando el paso de algún animal muerto por las arenosas calles del pueblo. Las caras de los parroquianos (de los isabelinos, Gilberto...), se volvian en busca del sucio carretón de la basura, que no debia andar muy lejos.



El verde mar, color con que hubo sido pintado alguna vez, pujaba por mostrar una sonrisa por debajo de los chorros colgantes de pútridas sustancias que un dia fueron tal vez manjar en nuestras mesas. Y aquel cuadrado cajón, ancho arriba y menos abajo,que pudo haber sido el que transportaba oro en alguna mina oriental, era alli el "aura tiñosa" que cargaba en sus entrañas los desechos "perfumados" de cada rincón del pueblo.



Desde La Punta hasta el cabo del pueblo recorria llenándose la ancha panza en cada jornada. Montado sobre dos grandes ruedas de madera cubana forradas con zunchos de hierro a puro fuego, tal vez hechas por Perico Veliz en la Fundición, que tenia allá en el patio de su casa, cerca de la carretera,el viejo carretón era fiél compañero y silente cómplice en guardar los secretos de la cocina de cada isabelino. Complicidad silente y servíl la suya, porque trabajaba con "El Negro"...y este casi nunca hablaba.Tiraba,-si es que a eso se le puede llamar asi,- del carretón un gigantezco mulo color chocolate que, bien mirado, podia confundirse en color catadura con el infeliz carretonero.



Ya dijo el chuzco maldito al hacerse cargo del corral: "Estos burros que llevan tanto tiempo juntos en el mismo corral todos se parecen por el pelo". Hombre y animal eran grandes, de pelo y piel oscuras. Pacientes eran los dos, más pacientes digo, que Jean Valgean actuando como Cuasimodo en la pelicula francesa titulada "El Jorobado de Nuestra Señora deParís". Nada, lluvia, viento, chillidos burlones de los golfillos callejeros, pregones ni la trompeta del Capitán Nemo, si Jules Vernes se la hubiera mandado, pertubaban la paz mental o alentaban la parsimonia del hombre ni la del animal.



Tenian su paso.Solo los jueves cambiaban de paso. El pobre mulo vestia sus orejas de fiestas, moviéndolas casi cual si fueran de conejos enamorados de la zanahoria. Era dia de romeria, de campo abierto, de yerba fresca, de agua bebida al filo de las lagunas de el Dorado, de...Y en la soleada faz de el "Negro", uno como sutil brillo en la voz se notaba al arrear su animal. "Hala, vamos, arrea, mulo". Eso era en aquél solitario ser humano una especie de medio de alegre expresión, esparcimiento, descanso. Ah, si, hermano; hay almas que gozan y descansan de sus cadenas si un dia las pueden arrastrar porlas calles fuera de sus paredes.



El "Negro" y su mulo gozaban de asueto los jueves. Viajaban muchos quilometros para encontrar yerba de guinea y, hoz en mano, cortar y atar en sendos "masos de yerba",el verde alimento para alimentar durante la semana venidera al rudo animal. Y el mulo se aprovechaba con la picardia de saber que hoy el podia comer toda la yerba fresca que sus maxilares triturar pudieran.Y mientras tanto, el "Negro" sudaba.


Muchos años duró esta rutina. Yo era un niño cuando empecé a ver esta ESTAMPA ISABELINA.



Nadie parecia sentir interés por El Negro de la Basura. Que dicho sea de paso no era negro de raza. "El Negro"Legorburu era oriundo de Las Islas Canarias, como tantos en nuestra provincia Villareña, pero más parecia marroquí que español por su piel. Vivia muy solitario, yo no recuerdo haberle conocido amigos ni haberlo visto en comercio o bar alguno. Se decia que era miembro de la familia Legorburu, que era una muy distinguida y buena familia de Sagua y la Isabela, pero yo no lo sé. (Por cierto, Carlitos Legorburu fué por mucho tiempo alcalde de la Isabela. Y muy bueno y luchador que fué.) Al "Negro", todos le miraban indiferentes, como si el mal olor de los deperdicios de sus propias casas, recogidas por este ser humano, fuera el mal olor permanente y único del infeliz carretonero.Casi nadie se dirigia a el.

Y, oh, perdón, error que cometo, una vez oí al sibarítico juéz Enrique Ardabín haciendo piruetas con su larga boquilla de marfil, mientras prendia uno de sus ovalados cigarrillos preguntárle si le hacia un cierto favor.El mameluco o coverall que vestia, que una vez fué de dril azul tambien se igualaba con el verde extraviado del carretón. Y solo le vi uno oscuro cuando pasó el ciclón. ¡Dios santo, cuánto es capaz de trabajar un ser humano por el bien de sus hermanos! Regalo humano era el "Negro de la basusura" a nuestro pueblo de Isabela.Yo me fuí a cabalgar por las sierras ajenas que Dios me diera. Y pasaron los años. Y vinieron las imágenes retratadas en el cerebro.

La última imágen que los ojos ven, la computadora de nuestra vida la conserva permanentemente como su historia. Y si la vimos niña, muchos años después, desafiando la realidad, nuestra memoria nos exige que la veamos niña todavia, como miran las madres. Tanto asi, que en Francia, allá por los años 30, cientificos policiacos, con la colaboración del Doctor Israel Castellanos, ese genio cubano de lasciencias policiales, llegaron a crear un tipo de fotografia de la pupila de los humanos muertos violentamente para poder ver quien fue la última persona vista por el difunto.Un dia volví de visita a mi pueblo. Y pregunté, si; yo pregunté por el "Negro"."El nuevo alcalde lo despidió (¡Arrea!) lo botó y puso un hombre limpio en su lugar." Me dolió un poquito esa expresion. Caray, me dije durante tanto tiempo este pobre hombre nos mantuvo nuestro lindopueblo limpio y es esto lo único que se nos ocurre decir...


Me fuí por los barrios a ver no sé qué... Pero ví desperdicios en las calles. Habia una gato destripado cerca del Ancla en el arenal de La Punta, y desperdicios de comidas junto al Muelle del City Bank. Bajé hasta el Muelle de Amézaga y, en el Bar de Muti, que todavia no se llamaba Barrilito, y alli me presentaron a un señor que hablaba de política, comparaba aguardientes, reía con las putas deambulantes y vestia camisa blanca. Me dijeron que era el nuevo recogedor de basura del pueblo. Me pareció que en ese momento mi querido pueblo era traicionado por los condenados políticos de afuera, y le pregunté al buen hombre cuando habia recogido la basura por última vez. Pero no esperé la respuesta. Me despedi.


Mientras el avión que me llevaba de regreso New York atravesaba el Estrecho de La Florida, en mi cerebro revoloteaba, cual ala de mariposa asustada fuera, una idea peregrina, y mi voz descuidada sacudió a los pasajeros: ¡Qué diantres, "el Negro" era el mejor!

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Gilberto Rodríguez, uno de los últimos lobos de mar q
ue nos quedan del siglo XX.
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jueves, mayo 21, 2009

Las fiestas del 20 de Mayo de 1902 en el Puerto Sagüero

PRIMERA PARTE

FIESTAS DE LA PATRIA,
ISABELA DE SAGUA, CUBA
año 1902





Junta Popular

Presidente

Tte. Alcalde, Sr. Ramón Pérez

Vice-Presidentes

Consejal, Sr. Horacio R. Tabares
Conejal, Sr. Genaro Riera

Tesorero

Médico de Sanidad, Sr. Pedro G. Riera

Secretario General

Sr. Vicente Soler Miranda

Vocales

Sr. Presidente ”Círculo Isabelino”
Sr. Presidente “Sociedad “José González”
Sr. Presidente “Junta Municipal de Educación”
Cura Párroco de Sagua
Presidente “Gremio de Lancheros”
Presidente “Sociedad Asiática”
Presidente “Sociedad Cooperativa”
Jefes de Talleres Maquinaria
Administrador Aduana
Médico Municipal
Juez Municipal
Fiscal Municipal
Jefe de Policía

COMISION DE RECOLECTA

Presidente

Sr. José Rodríguez Feliú

Secretario

Sr. Antonio B. Peón

Vocales

Aurelio Morales, Antonio P. García, Constantino Gómez, Enrique Roa, José Rodríguez Valle, Custodio Valdés, José Roque González, Francisco Cabrera, Pelayo Corrales, Adolfo Mederos, Joaquín Casanova, José A. Hévia, Pedro Valdés, José Cebrián, Domingo Esterling, Tomás Velasco, Ernesto Ferriol, José Perdomo, Antonio Docurro, Guillermo Sowers, Ricardo Rasco, Rafael mesa, Anselmo Castellá, José Souto, Juan Ferrer.

Narciso Saez, Mateo Casanova, José G. Alvaré, Marcelino Santos, Salvador Pascual, Luis Doreste, Francisco E. Molina, Victor Santos, José López Negrón, Luis Muñecas, Eduardo A. Prieto, José María Moreno, Ulfredo Valdés, Manuel Pérez López, Enrique Ortíz, Mariano Albertini, Bernabé Roque, Leandro Cabrera, Angel Altuzarra, Fernando jaquet, Rogelio Riera, Fernando Corcho, Emiliano Fuentes, Martín Hevia, Angel Cebrián.



PREPARACION DE LA FIESTA EN ISABELA DE SAGUA

Los vecinos de este pintoresco y simpatico barrio, separado de la cabecera por 16 kilómetros de ferrocarril, quisieron, como era natural, celebrar también el memorable 20 de Mayo con alegres y suntuosas festividades, que resultaron ser digno complemento de las que dejamos descritas (fiestas en Sagua).

Tomó la iniciativa el “Círculo Isabelino” nombrando una commission de su seno, asociada de otras personas de la localidad. Confundidas todas en un loable y patriótico deseo, el de regocijarse honrando las patrias libertades, hicieron absoluta abstracción de procedencias y partidos.

Allí, como aquí, reinó el entusiasmo más sincero, y allí se acentuó más, porque en aquel barrio fue donde se realizó el acto oficial del cambio de banderas, haciendo bajar la americana del mástil de nuestra Aduana donde gallarda ondeaba subiendo en su lugar nuestra gloriosa enseña.

Este acto solemne revistió los caracteres de una verdadera apoteosis, realizándose entre ¡hurras! Vítores estruendosos y lágrimas de regocijo. Pero demos una ligera idea de aquellas fiestas, por orden cronológico, con los datos y el programa que tenemos a la vista.


LA ISABELA ENGALANADA

Puede decirse que, con raras excepciones, todas y cada una de las casas de la población puso su asta-bandera para que en su tope ondeara orgullosa nuestra enseña. Cortinas, cintas ramos, palmas, y flores veíanse con profusión en las fachadas de todos los edificios, aún en los más humildes hogares, dando a la barriada un aspecto alegre y encantador.

Bajo el puro azul de nuestro cielo, sin una mancha que oscureciera la diafanidad tropical, con un mar risueño, agitado tenuemente por ligera brisa, la Isabela semejaba un bosque de vistosos colores con sus gallardetes, insignas y banderas.

Los empleados del Ferrocarril levantaron frente al taller de fundición hermoso arco de triunfo con distintas alegorías dedicado “A las alegrías de la Patria” .

Y a partir desde allí, por toda la carrilera, hasta llegar al templo, dos hileras de palmas, continuadas sin interrupción, formando pequeños arcos y pabellones, entretejidos con flores y los colores nacionales hacían de “La Carrilera” un hermoso paseo, un bosque de verdura y guinaldas de alegres matices que encantaban al espectador, dando la más completa idea del buen gusto y entusiasmo con que aquellos vecinos deseaban saludar al día felíz. De noche, el golpe de vista de la enramada era sorprendente; iluminada con miles de farolillos de colores variados, tenía un aspecto fantástico. ¿Era aquello un sueño o una realidad?, ¿Sería que nuestros sentidos, excitados por el placer que a todos nos embargaba, nos hiciese ver las cosas centuplicando sus atractivos?

El placer de “Mora” fue también gustoso y artísticamente decorado con profusiónde banderas, palmas y flores. En su centro se elevó un lúcido arco, estilo renacimiento, ostentando en su frente principal el escudo de la patria, símbolos de la libertad y varios letreros, destacándose uno que con gruesos caracteres decía: “A los Mártires de la Patria, la Isabela agradecida.”

Aquel fue el centro principal de reunión del pueblo, sobre todo por las tardes, quemándose por la noche vistosos fuegos de artificio en medio de los ¡vivas! de la multitud entusiasmada, y los ecos melodiosos de la magnífica orquesta que repetía sin cesar el himno de Bayamo.

Pero algo que llamó extraordinariamente la atención fue la obra de los entusiastas convecinos Sres. Marcelino Santos y Mateo Casanova. A fuerza de la constante e inteligente labor de varios meses, para dedicarla a este día de inolvidables emociones, lograron imitar de modo tan magistral a la Estatua de la Libertad de New Cork, dándole una elevación de más de cincuenta pies, que la obra fue un verdadero triunfo de artista. Colocase la imitación en una miniatura (comparándola con su original) frenta a la iglesia, en el pequeño parque, e iluminada ad hoc, con un manojo de luces de gas acetileno en mano, mirando hacia el Norte, el brazo levantado, irradiando una luz vívida, blanca y pura cuyos resplandores alcanzaban a gran distancia. Arremolinábase el pueblo a su alrededor mirando también al Septentrión, dando gracias a los que, con su poderoso empuje, ayudaron a redimir la patria de los dolores que la habían martirizado. En este lugar huvo después una escena digna de describirse, y de la que hablamos más adelante.

Los muelles y avenidas fueron igualmente engalanados cruzándose las banderas y cintas de uno a otro hogar, como señal inequívoca de que, ante las supremas alegrías de la patria, borrábanse los humanos recelos y se unían los corazones para regocijarse como hermanos, con esperanzas en días venturosos.

El “Círculo Isabelino”, la sociedad “José González” y la Aduana, se engalanaron tan brillantemente, que fueron objeto de merecidos aplausos. En el primero, formando hermoso pabellón, nuestro triágulo rojo y estrella solitaria, cruzábase cariñoso con la insignia de las franjas y mútiples estrellas artisticamente enlazadas con la bandera de oro y gualda de nuestros progenitores. Aquello fue un triunfo de la paz alcanzado por la revolución; un hermoso acto de amistad y armonía entre la nación, una vez grande y poderosa conquistadora de mundos : su hija emancipada, soberana ya, y la patria de Washington, soberbia y pujante, formidable valladar de la democracia y de las libertades de América.

Hubo en la preparación de las festividades de la Isabela otra nota culminante. Esta fue el haber armando en guerra, aparejándola de fragata, una pequeña falúa de unas seis toneladas, montándole pequeños cañones, y de tal modo arreglándola para la fecha esperada, que el trabajo penoso de envelarla cual correspondía a su orden, ponerle las jarcias, aparejos, &, fue obra de paciencia y gusto de parte del Sr. Víctor Santos y otros amigos que con él colaboraron, y cuyos nombre sentimos no recordar. Esta Corbeta de guerra en miniatura, representando la marina cubana debía desempeñar luego importante papel en las fiestas, dándoles mucho realce, y halagando a los marinos con la esperanza de que en época no lejana, aquel simulacro de barco de combate, podría llegar a ser una realidad, para honra y prez de la clase, y para hacer a la pátria respetada en toda su personalidad internacional.


Kioscos levantados en el Parque Pelón (Sagua La Grande), junto al río , a donde llegó la flotilla de Isabela de Sagua.

...continua en la Segunda Parte...

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Revista "El Sagüero"

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Revista El Saguero, 3672 SW 25 St, Coral Gables, FL 33133, U.S.A.

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Programación en español del Canal 17

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